A finales de marzo nos ha dejado en tierra el grande amigo Pedro Sarmiento, maestro de escucha, sonrisa, educación y música.
Al irse -durante poco tiempo-, como arte de magia, nos ha dejado un buen puñado de semillas que podemos cultivar: escucha, sonrisa, arte, educación, generosidad, unión y acción. Ha conseguido dejar un puñado de ellas a cada uno de los que hemos tenido la suerte de conocerle, oírle, estudiar, trabajar o tocar con él.
Su generosidad era líquida: se expandía y filtraba, evaporaba, congelaba, calentaba, quitaba la sed, se metía dónde hacía más falta.
Entre otras dedicaciones, Pedro ha sido coordinador del proyecto LOVA: La Ópera como Vehículo de Aprendizaje.
proyectolova.es
Él se reiría de ser llamado GRANDE, pero que le guste o no es así.
Hasta pronto.
Marco Cresci – Mayo 2021